viernes, 23 de diciembre de 2011

Hay mañanas que parecen noches, y noches que desearías que no acaben nunca.

Puede que una tontería más de esas que se me ocurren todos los días, de esas tonterías que me taladran la cabeza hasta que les encuentro un sentido coherente.
Lo que pasa es que en mi opinión hay mañanas en las que abres los ojos y te encuentras exhausta como agotada, y entonces miras el reloj y han pasado nueve horas desde que te acostaste. Y estando tirada en la cama te da por pensar y te das cuenta de que antes de irte para la cama te encontrabas más activa, por así  decirlo más viva.
Entonces te levantas de la cama, por que ni siquiera se te ha pasado por la cabeza quedarte ahí tirada, ya que te da la sensación de que cuanto más tiempo te encuentras en la cama sin hacer nada más agotada te sientes.
Por otro lado por así decirlo yo también he vivido noches en las que creía que no necesitaría dormir nunca más, noches en las que el reloj es tu ultima preocupación por que no puedes dejar de moverte, no puedes cerrar los ojos, no quieres que la noche acabe.
Ahora después de haberlo escrito y haberlo leído varias veces creo haber encontrado la respuesta a todas esas dudas que rondaban mi cabeza y es que nuestro estado de animo afecta hasta a nuestras horas de sueño o a como no sintamos por las noches o por las mañanas.
Es decir, cuanto más felices son las horas que vives, menos tiempo quieres pasar dormido puesto que tienes miedo de que si cierras los ojos un instante al abrirlos ya nada sera como antes.
Y esas mañanas en las que t encuentras como si acabases de correr una maratón son por que la noche anterior antes de dormirte deseaste no volver a abrir los ojos jamás, deseaste quedarte ahi para siempre por que asi ya no harías daño a nadie.

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