lunes, 12 de diciembre de 2011

Ahora tengo un motivo para jugar y ganar...TU*

Jamás fui la chica que la gente esperaba que fuera, si la gente me quería vestir de rosa, yo me vestía de azul, si todas se ponían coleta, yo llevaba el pelo suelto, si todas jugaban a ser princesa yo cogía un balón de baloncesto y entraba una y otra vez a canasta.
Jamás quise entrar en ese circulo de sentimientos en ese juego al que llaman vida.
Sí, siempre he estado viva desde hace muchos años respiro pero jamás fui un peón más en este juego siempre me mantuve lejos, siempre he estado en la casilla de salida pero jamas tire el dado, no quería hacerme daño, temía acabar llorando...Y entonces sin darme cuenta como de la noche a la mañana mi partida ya estaba medio empezada y aunque yo no era consciente jugaba, ahora era igual que el resto, al menos en un aspecto, todos los adolescentes hasta aveces algún niño conocen lo que los mayores que con cariño por recuerdos antiguos llaman primer amor, ese amor intenso hacia alguien; Ese amor que parece perfecto; Que te hace ser feliz en cada instante; Ese amor que a veces parece tan frágil pero que en realidad es todo lo contrario, es un amor fuerte; Ese amor, el que por mucho que digan dura para siempre, de alguna forma por que en realidad nunca acaba o por que en los corazones de esos dos jóvenes durante toda la vida se mantiene...Y por tu culpa, por hacerme sentir lo que siento, lo que ya llevo tiempo sintiendo me encuentro jugando al juego más importante que existe, la vida.
Pero la verdad es que ahora lo único por lo que te culpo es por haberme convertido en una adicta a ti, en una adicta a este juego, en alguien que tiene como único objetivo ganar, siempre que una vida eternamente a tu lado sea el premio.

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